2006/04/30

La dama de la costa



Antaño indomable y perpetúa,

Clamó a gritos piedad,

Y negándose a yacer espuria,

Se amparó en su tristeza,

Untó sus pechos de brea,

Y batida, se juró vengar.

El blanco manto ahora gris,

en un aliento, se hundió,

sus dulces brazos se consumieron,

y temerosa de la derrota, sucumbió.

Traicionada, gimiendo de dolor,

su sola integridad volaba,

negra e incapaz de recordar,

que el destino le fue negado,

que su epitafio no vería la mar.




3 comentarios:

Jousei dijo...

vaya porkeria, untarse las tetas con brea, tío...q no abia otra cosa en la playuki, trón???

Anónimo dijo...

Untose los pechos de brea y colgó telefonos

Anónimo dijo...

la brea del amor

un beso